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Prensa

Columna de Louis de Grange: Discriminación infundada

02 / 10 / 2023

Louis de Grange - La Tercera

Un grupo transversal de diputados está promoviendo una ley que restringe, de manera discriminatoria, la posibilidad de conducir a personas mayores de 65 años. En particular, la denominada “Ley Jacinta” exigiría que personas sobre esa edad que soliciten una licencia de conducir anexen un certificado emitido por un médico, geriatra o neurólogo, que garantice que tengan “todas su capacidades físicas y motoras aptas para conducir un vehículo motorizado, y que no padezca de ninguna enfermedad cuyo tratamiento afecte de cualquier forma su capacidad psicomotora”. Adicionalmente, el proyecto busca restringir la duración de la licencia: en el tramo de 65-69 años, tendría una vigencia de cuatro años; en el de 70-79 años, de tres años, y por sobre los 80 años en adelante, la licencia solo duraría un año.

Lo grave de esta propuesta de ley es que estigmatiza y castiga a un grupo de personas solo por su edad, y no por sus reales capacidades o habilidades para conducir.

A mayor abundamiento, las últimas cifras oficiales disponibles de personas lesionadas y fallecidas en accidentes de tránsito que involucran a conductores de automóviles (de 2022) muestran que en casi 50% de los accidentes con resultado de muerte quien estaba al volante tenía entre 20 y 40 años. En tanto, solo 14% de los casos involucraron a conductores mayores de 65 años. Esto demuestra que otros factores, asociados a la personalidad de quien conduce el vehículo, pueden ser mucho más determinantes que el guarismo de la edad en la ocurrencia de un accidente.

Evidentemente, con el tiempo, todos nos vemos afectos a un deterioro físico, pero ello ocurre de manera tremendamente heterogénea en la población. En cambio, los aspectos asociados a la personalidad o actitud de quien conduce un automóvil, como la experiencia y prudencia, son transversalmente fundamentales frente a la probabilidad de ocurrencia de un accidente, y son justamente factores que la nueva propuesta de ley omite.

En esta última dimensión, las personas mayores le sacan una enorme ventaja a las más jóvenes. De hecho, retomando las estadísticas oficiales más actualizadas, el rango de edad en el que se presentan más accidentes fatales es para conductores de entre 20 y 30 años. En este sentido, usando simplemente las estadísticas, se podría justificar también que para conducir habría que tener más de 30 años.

Por ello, lo fundamental es garantizar que quien pretenda obtener o renovar su licencia de conducir posea las condiciones no solo físicas y neurológicas, sino también de responsabilidad, prudencia y experiencia frente a situaciones críticas. En este último caso, las personas mayores tienen claramente ventajas sobre muchísimos jóvenes que son responsables de una proporción mucho mayor de accidentes de tránsito.

Así, las pruebas de diversa índole que se apliquen a quienes soliciten sacar o renovar una licencia de conducir no solo deben tener exigencias estandarizadas, adecuadas y equivalentes para todas las personas, sino también incorporar múltiples dimensiones más allá de las habilidades físicas y psicomotoras, las que pueden ser predictoras o explicativas de la ocurrencia de accidentes con mayor significancia que la mera edad.

Por Louis de Grange, director Escuela de Ingeniería Industrial UDP, en La Tercera.